miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cine y mafia - El Padrino, parte II

Tras la primera parte de El Padrino Francis Ford Coppola decidió rodar la que sería su mejor película, y regalarnos el mejor retrato del poder de la Historia del Cine. Por sus frases, su música, su ambiente. Y esas miradas de Michael Corleone, el que en la película anterior fuera hijo pródigo y ángel vengador y que ahora se nos presenta como, finalmente, la mano que mueve todos los hilos de muchas vidas. Su mirada, insensible a cualquier noticia, a cualquier decisión, hiela la sangre. 

 Porque en está película observamos la transformación más profunda, y la maravillosa interpretación, junto con el guión y uno de los montajes más conseguido en cuanto a inclusión de flashbacks de la Historia del cine (aunque tal vez en este punto esté exagerando), nos hacen pasar de empatizar con Michael al asombro e incluso el odio hacía el personaje. El paralelismo inevitable entre padre e hijo muestra las diferentes maneras de llevar a la Familia, desde la racionalidad del sociópata, Michael, hasta la cercanía de Vito. Se invierten así los papeles observados en la primera película, y Michael parece olvidar que si entró en el mundo que al principio rechazaba fue para proteger a la familia.

El retrato del poder en un hombre nunca estuvo tan bien escrito, tan bien interpretado, tan bien filmado. Leer entre lineas en una película es una delicia para cualquier cinéfilo.

Ahora bien, Coppola nos vuelve a demostrar su pulso con la cámara, su talento al elegir actores (Grande, De Niro, en su segundo papel importante (tras Malas Calles) y en una de sus mejores actuaciones), su maravillosa facilidad para escribir guiones e historias que van mas allá de lo que se dice, de lo que se ve, en las que tienes que poner tus cinco sentidos y tener incluso uno más para poder anticiparte.

Los actores... ¿qué decir? Nunca nadie junto a tantos grandes, a tantas genialidades en una misma película. Un Pacino que se sale de su propio talento para desbordarse en algo mayor, un De Niro genial, interpretando a la perfección a un Vito silencioso y querido, pero peligroso. Aunque con la humanidad que su hijo Michael nunca tuvo con los miembros de "su familia". Diane Keaton, excelente, que demuestra su talento más allá de ser la musa de Allen. Qué decir de John Cazale, Talia Shire, Robert Duvall... 

En definitiva, si la anterior era una obra maestra del género, ésta es una obra maestra del cine.
Disfrutad viéndola



Fotos: Vito, Michael y el retrato de los inmigrantes (el pequeño Vito) llegando al país de los sueños.

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